domingo, 26 de septiembre de 2010

Para Prestar Sus Libros

Comparto con ustedes esto que se me ocurrió el sábado en la noche, prolífico mi fin de semana, no?

Es curioso que la persona que ame de leer también ame de comprar libros, porqué pocas veces dos gustos van tan de la mano como lo son estos dos. Ahora bien; cuando uno tiene libros y ha sido leído en varios campos de su vida tanto académicos como por gusto es común encontrarse con gente que de buena fe quieren lucrarse de la biblioteca que uno al pasar los años ha formado, la cual encierra una historia y múltiples percances en ocasiones para tener lo que los demás ven como solo una oportunidad de leer.

Ahora bien, hay tres tipos de inquilinos de libros para mi: el que se encariña con el libro y ni por el nombre grato de su mamá lo va a devolver (esto suele ocurrir con las joyas de la biblioteca personal por lo general), el que parece que sus manos fueran una fabrica de mugre, pues toda hoja que tocan la dejan llena de una sustancia oscura que se ve fea en todo el marco del libro; y la evolución de este ultimo; que es el que además de ensuciarlo con su sustancia de dudosa procedencia lo decora con todo tipo de líquidos que se encuentra en su casa o donde lea comúnmente, aparte de esto le gusta doblar hojas, pastas y dejarlos caer, de manera que cuando llegan donde uno se escudan en la frase mas estúpida que haya podido escuchar en mi vida y es: “eso estaba así”, y piensan que con eso le ven la cara de idiota a uno, COMO SI UNO NO CONOCIERA SUS LIBROS.

Ahora bien, ustedes se preguntaran que en donde he puesto a las personas que si devuelven libros, que no producen materia extraña con sus manos y los que tratan bien los libros. Pues déjenme decirles que los que yo conozco los puedo contar con los dedos de una sola mano y son esos los que de verdad son los que uno desearía encontrar a diario para prestar libros, pues ellos en el corazón entienden lo que para el legitimo dueño son los libros, lo que uno siente cuando ve a su hijo putativo conforme un día lo soltó añorando verlo intacto pero bien disfrutado.

Tengo que admitirlo que soy muy mal prestador de libros, solo le presto frecuentemente a dos personas que se que tienen un respaldo si llegado el caso mi posesión es tratada mal o sufre algún percance, a los demás la pienso mas de una vez y los intento clasificar en alguna de las categorías que acabo de mencionar, si dicha clasificación es desfavorable prefiero sacar una excusa boba para pasar por muy solicitado a tener que ver luego mi libro vuelto trapo de cocina. En fin era algo para que tuvieran en cuenta con su biblioteca personal si algún día se les atraviesa alguien que les dice que le presten libros, recuerden que hay libros que solo se consiguen una vez en la vida o que tienen su historia para cada uno de nosotros.


Isildur Elendion

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